Hoy constato que me tienen confuso, al punto de situarme en la vertiente positiva de los gritos. Entendámonos, de algunos gritos.
En el laberinto de la creatividad artística y de la locura, no digamos en los quehaceres cotidianos; las CONCLUSIONES pierden rotundidad. ¿Sentimos la proximidad de las otras vidas?
Primero, por la DISTANCIA, tanto en el tiempo, como respecto a las fuentes. ¿Quién se pronuncia sobre la locura o las intemperancias? ¿ Con qué fiabilidad coherente?
Después, aún no me consta que alguien abarque el GERMEN artístico o existencial hasta el punto de delimitar sus evoluciones.
No me refiero al grito pelado ni a las manifestaciones estentóreas, cuya contemplación azuza a diario, pese al poco fuste de sus contenidos.
Entre las apasionantes facetas biográficas de Van Gogh y sus obras, surgen los destellos sensibilidades extremosas, como fuertes SACUDIDAS despertadoras. ¿De qué abulias? ¿Hacia qué horizontes?
Me fascina Van Gogh con sus gritos de la vida.
Saco a colación los gritos interiores famélicos de las buenas cualidades que aún persistan en la memoria. Constituyen laREBELDÍA frente a los deslavazados contubernios actuales.