Como es fácil de comprender, HISTORIAS hay muchas, son interminables. De esto y de aquello, pero sin nada que ver con el concepto académico de Historia. Los deslindes parecen claros, pero son muchas las interferencias al intentar precisarlas.

 

Si atendemos a la Historia CIENTÍFICA, ratifica nombres, datos y avatares, sin discusión. Pronto se detecta un lastre adherido de consideraciones imprecisas, intenciones, circunstancias, motivos e interpretaciones, sometidas a múltiples conexiones.

 

En cuanto a la conveniencia de introducir los saberes históricos en la ENSEÑANZA, nadie discute su interés como orientación comunitaria; quedando expuestos al riesgo de la manipulación. Su anhelado equilibrio es una utopía real.

 

En la práctica es habitual la IMPOSICIÓN de una determinada Historia desde cualquier grupo empoderado. Es increíble en esto como se salta la enseñanza histórica sobre la diversidad y las difíciles comprobaciones; en los entornos próximos y lejanos.

 

No debemos confundirnos con la memoria personal y grupal, que parte de la sensibilidad de las personas. Como la objetividad absoluta es casi utópica, en la consideración de la mejor Historia, el recurso óptimo es la PLURALIDAD de fuentes, a través de sus diferentes enfoques, con franqueza y buena disposición, quien la sacará a relucir.