Hasta las ortigas tienen su miga, con capacidad de mostrarnos carencias y aportaciones significativas en la medida de sus posibilidades. Forman parte de nuestro ACOMPAÑAMIENTO del que tantas cosas desconocemos.

 

Su ubicación suele radicar en lugares poco frecuentados, descuidados o abandonados. Por lo tanto, sus requerimientos son escasos y están rodeadas de compañías poco recomendadas. Su VITALISMO les confiere resistencia.

 

Como fenómeno NATURAL, su presencia expone sus propiedades sin presunciones ni renuncias caprichosas. No hay explicaciones escondidas. Queda plasmado su sentido en la franqueza de su activación generosa.

 

El colorido de su presencia matiza sus APORTACIONES. A la estética de ese verdor en el panorama, se suman sus componentes, minerales, vitaminas, y propiedades beneficiosas para usos curativos o de otro tipo.

 

También, también, sus defensas urticantes son llamativas y necesarias. En suma, ilustran sobre el buen aprovechamiento de su modesto bagaje. Se vuelven innecesarias las retóricas retorcidas. La ACTIVACIÓN de los recursos propios con naturalidad y sencillez, es elocuente por sí misma, sin añadidos turbulentos.