No, no les voy a contar mi vida; no voy a distraerles con etapas y aconteceres de diverso pelaje. Quién no habrá disfrutado de unos AVATARES de mayor relevancia, al menos en eso que denominamos fuero interno.
Ahora bien, conviene resaltar en primer lugar la disposición del LIENZO blanco antes de ponernos a dibujar en él. Cada cual ha de ver cuáles son las sustancias disponibles y la nítida imaginación de las posibles líneas.
El DIBUJO se bosqueja al hilo de curiosos talantes individuales, sometidos a las variaciones de cada momento y al extraño albedrío de donde surgen los colores, surcando finos recovecos con estimulantes sensaciones.
La observación de las imágenes plasmadas nos induce a sentidas INTERPRETACIONES, sin lograr asideros consolidados, se desplazaron por senderos figurativos o abstractos, con esa sensación de saber y no saber.
Pues bien, algo insospechado se coció entre la sucesión de pinceladas. No se lo que verán ustedes, pero en ese cuadro estoy yo, con esos FORMATOS ilustrativos, con las mencionadas interpretaciones a cuestas. ¡Ah! Y hay un lienzo delante de cualquiera, esté interesado o no. ¡Menuda exposición! Fascinante e intrigante a la vez.