Quién no lo percibe cada día. Muchas son las TECLAS insertadas en una persona concreta. Que las conozcamos o no, será otro discurso. Pero notamos a las claras los efectos cuando se pulsan, sorprendidos o reafirmados en las sensaciones previas.
Las PULSACIONES involuntarias no son raras, tampoco las intencionadas, pero permanece impreciso el grado de aprendizaje adquirido; el resultado puede ofrecer señales anodinas sin sobrepasar los automatismos.
Si ya empezamos a incluir en las pulsaciones, intuiciones, experiencias, afectos y sabiduría; las maniobras empiezan a cobrar un REALCE humano inusitado muy a tener en cuenta. Sin esos añadidos apenas detectamos reflejos biológicos.
Su ejercicio nos abre a una amplia panorámica de POSIBILIDADES, imprecisa si se quiere, pero también lo son las limitaciones. Por lo tanto, sería del género absurdo implicarnos en proyectos molestos o perjudiciales.
La dedicación puesta en el empeño, nos reflejará en primer término con las ilusiones propias, pero con el objetivo dirigido a los descubrimientos ENTRAÑABLES, encaminados al registro de las armonías comunitarias. Pulsar las teclas adecuadas nos transporta a la gloria.