Claraboya. CAMINANTES

«El Caminante» de en Vitoria J.J. Eguiazábal. Fotografía cortesía de Oscar Lafuente (Wikimedia Commons)

En Vitoria lo compartimos ya como un ilustrativo acompañante. J.J. Eguiazábal lo proyectó como una figura zanquilarga, alta y estrambótica; condensa la tenacidad de mantener la figura en movimiento.

 

Como un ALARDE para no quebrarnos las entendederas, sin referencias a los posibles tropiezos previos o futuros. Con la contrapartida de estar situado en plena calle, expuesto a las inclemencias climáticas y a las miradas variopintas.

 

Al verlo, uno empieza a notar el movimiento de sus propias piernas, algo tenemos en común. Como él no habla, nosotros tampoco. Queda plasmado el EJERCICIO físico entre el silencio de ambas partes.

 

Sin embargo, destaca su cabeza pequeña, un tanto desproporcionada como toda su estructura andante. El mensaje subyacente en estos TAMAÑOS pergeñados por su autor, sólo parece reforzar el ademán del caminante.

 

No obstante, queda claro, no se camina sólo con los pies. Desde la cabeza oteamos, asimilamos las versiones captadas y proyectamos enlaces, en unos posicionamientos fascinantes. La DIRECCIÓN elegida será crucial.