Hoy, 14 de febrero, el bombardeo en medios de comunicación, campañas publicitarias y comercios se convierte en una constante que nos “vende” las bondades del conocido como Día de los Enamorados. Pero ¿qué ocurre cuando nos cuesta encontrar pareja? ¿O cuando elegimos aquello que no nos hace bien una y otra vez? ¿O cuando el enamoramiento de los primeros meses ha desaparecido?
Son muchas las preguntas que, en algún momento, todos nos hemos hecho en torno a la pareja (o a la falta de ella). Y los expertos en psicología María Ibáñez Goicoechea y Jesús Jiménez Cascallana, directores del Centro de Psicología e Introspección, en Madrid, nos responden a algunas de ellas.
¿Por qué nos resulta tan difícil buscar la «pareja ideal»?
Por un lado, resulta difícil porque hay criterios equivocados ampliamente extendidos, un ejemplo es la importancia que se da al aspecto físico. Sabemos que muchos dirán la tan manida frase de que “es lo primero que atrae”; o “te tiene que entrar por los ojos” o cosas parecidas. Pues bien, éste es uno de los factores que hacen que las relaciones de pareja sean tan inestables y poco duraderas. Porque para afrontar todos los retos que van a surgir, para caminar juntos en la relación, la estatura, el pelo o la forma del mentón de la otra persona no van a tener ningún valor.
¿Deberíamos reducir nuestras expectativas?
En cuanto a rebajar las expectativas, no es una buena idea, pues será un grado de resignación que tarde o temprano va a derivar en frustración y malestar. Lo que hay que revisar son las expectativas para comprobar si son beneficiosas o perjudiciales. En el terreno psicológico, las expectativas deberían aspirar a tener una relación estable, madura, comunicativa, afectuosa, colaboradora, en la que ambos se sientan queridos, apoyados, que crecen juntos. Por otro lado, hay que revisar los criterios para “elegir” pareja, tanto los conscientes erróneos, como el aspecto, que le guste a la familia o las amigos/as, que parezca seguro/a, que parezca independiente, o manejable…; como, también, los condicionantes inconscientes, que tanto influyen y de los que la mayoría no se dan cuenta.
¿Qué problemas puede acarrear no encontrar a la persona deseada?
Habitualmente, los efectos de no encontrar una persona con la que compartir la vida, si hablamos de pareja, suelen derivar de la comparación con amigos o amigas que sí que viven en pareja. De este proceso de compararse surgirán sentimientos de inferioridad, de poca valía personal. También pueden sentir temor a ser minusvalorados por los demás; temores hacia el futuro, principalmente a la soledad; la sensación de no encajar con amigos que sí tienen pareja o/e hijos. Sin embargo, si bien es muy satisfactorio compartir la vida con otra persona con la que congenias y compartes los buenos y malos momentos, no quiere decir que vivir solo sea sinónimo de que no se es suficientemente valioso, o de sentirse inferior. Cada uno puede aprender a resolver estos temores, para llegar a estar bien consigo mismo, teniendo o no pareja.
¿Por qué nos confundimos al buscar pareja y reincidimos en el error de acabar con alguien que nos hace daño?
Principalmente, por los condicionantes inconscientes que mencionábamos anteriormente, de los cuales la mayoría de las personas no se da cuenta.
Los más evidentes suelen verse cuando se compara a la pareja con uno de los progenitores. Mucha gente descubre en la terapia que su pareja tiene muchos rasgos psicológicos parecidos a su padre o su madre, y se sorprenden. Otras veces, descubren que han elegido a alguien que tiene el carácter contrario a uno de los progenitores.
Estos condicionantes psicológicos inconscientes hacen que, en muchas ocasiones, se elija una y otra vez el mismo perfil psicológico de persona sin darse cuenta. Por ejemplo, elegir personas de maneras distantes porque les parecen seguras y no lo son. O personas que se muestran independientes y, sin embargo, son posesivas. También personas que se muestran sumisas inicialmente pero luego son controladoras. Personas que idealizan inicialmente a la otra persona para luego desvalorarla progresivamente hasta rechazarla y sin saber muy bien qué ha ocurrid Y, sobre todo, porque muchas personas compiten psicológicamente con su pareja, conscientemente o no, por temores propios.
¿Cuál es el secreto para conseguir que una pareja dure?
Para que una pareja dure hay que entender que la pareja debe ser una forma de afrontar la vida juntos, como un equipo, y ser conscientes de los muchos obstáculos que van a surgir en el camino. Principalmente, hay que ser conscientes de que cada uno aporta a la pareja sus virtudes, pero también sus conflictos personales aún no resueltos. Y, para que funcione, cada uno debe comprometerse con la tarea de resolver dichos conflictos, aprovechando que surgirán en una relación tan estrecha como es la pareja. Si cada uno va aprendiendo a afrontar y resolver sus problemas (mejor aún si es con la ayuda del otro), el éxito es inevitable.
Por otro lado, en una relación tan próxima como es la pareja, en la que se convive y se deben tomar innumerables decisiones en los asuntos más importantes de la vida, el afecto es imprescindible. Para decidir dónde y cómo vivir, cómo gestionar la economía, cómo educar a los hijos, las relaciones con las respectivas familias, o los problemas más íntimos y personales. Y todas estas circunstancias y decisiones tomadas en común, el afecto, el amor, la comprensión y la comunicación son imprescindibles. De otro modo, será agotador y muy complicado que salga bien.
Para una pareja, ¿todos los días deberían ser el Día de los Enamorados?
Creemos que sí. Siempre y cuando entendamos el Día de los Enamorados como la celebración de los buenos sentimientos, el compromiso con la pareja y el bienestar dentro de ella. Siendo conscientes de las dificultades, pero con la determinación de tratar de resolverlas juntos.
Claro que es un día que se puede considerar especial y planificar o hacer algo especial, tener detalles con la otra persona. Pero, en el fondo, debe ser la celebración de un camino juntos. Y no un evento explosivo, momentáneo o forzado por las circunstancias.
¿Cómo podemos enfrentarnos al bombardeo mediático en torno al Día de los Enamorados sin tener pareja, o sin encontrar a la persona deseada cuando nuestro entorno está emparejado?
En caso de sentir malestar por el Día de los Enamorados y no tener pareja, la forma correcta de afrontarlo consiste primero en tratar de identificar cuál es la causa real de ese sufrimiento o malestar. Quizás se trata de que te sientes inferior a los demás, de autoexigencia, o de que te culpas o minusvaloras. También puede que se tenga envidia de las otras parejas, o la sensación de no encajar o no estar integrado. O de haber hecho algo mal. Igualmente, puede ser que temes que los demás te menosprecien. O que tengas un sentimiento de soledad, miedo al futuro en soledad…
Después, hay que afrontar, explorar las emociones que subyacen a este malestar y sufrimiento. Y, al mismo tiempo, reflexionar sobre las ideas erróneas que sustentan dicho malestar.
Respecto a la acción, cada persona debe hacer ese día lo que le apetezca. Sin dar demasiada importancia a la celebración o la ausencia de ella. Tomarlo como una oportunidad para ser más consciente o descubrir sus conflictos y tener interés por comprenderlos. Cuando uno es consciente de esos temores y complejos que hemos mencionado, es cuando realmente puede comenzar a resolverlos. Y entender la enorme importancia de su vida, tanto si vive solo como en compañía.
CAB/AR