Un grupo de profesionales de la salud, investigadores en el campo de la medicina y la biología, científicos de otros campos, filósofos, activistas, comunicadores y ciudadanos en general, han creado el «Manifiesto Salida razonable COVID«, por el que proponen una solución mucho más razonable a la que están ofreciendo las personas que gobiernan ante la crisis de la COVID-19.

Ponemos aquí un extracto resumen de este manifiesto, que puedes leer y firmar en esta web.

Manifiesto por una salida razonable a la crisis de la COVID

La sociedad española siente en estos momentos un comprensible cansancio en todo lo relativo a la crisis de la Covid. La tensión se ha relajado considerablemente y no pocas personas quisieran pasar página y hablar de otras cuestiones después de 20 meses de monotema.

Sin embargo, algunas de las medidas contra la Covid que se aplican en nuestro país o en otros de nuestro entorno (pasaportes sanitarios, vacunación indiscriminada, etc.) no tienen en estos momentos ni verdadera base científica ni justificación sanitaria alguna, pero atentan contra los derechos fundamentales de las personas y han abierto algunas tendencias muy peligrosas para el desarrollo democrático y ecológico de las sociedades contemporáneas.

Por otra parte, es probable que el invierno traiga una nueva subida de casos, como las que están experimentando ya otros países[1], por ello queremos reivindicar algunas líneas de acción que son todavía muy necesarias y han sido relegadas por las autoridades sanitarias españolas (quienes han centrado prácticamente toda su estrategia en torno a las vacunaciones y las medidas de distanciamiento social)

Por ello, las personas abajo firmantes, profesionales de la salud, investigadores en el campo de la medicina y la biología, científicos de otros campos, filósofos, activistas, comunicadores y ciudadanos en general, preocupados por la salud pública, que es nuestra salud, declaramos lo siguiente:

1 – Es preciso salir de los enfoques reduccionistas centrados únicamente en la vacunación.

Durante estos meses han sido numerosos los científicos y profesionales de innegable reputación que han planteado la necesidad de abordar la Covid a todos los niveles[2]: profilaxis, tratamiento temprano, tratamiento hospitalario y vacunación.

A pesar de la intachable lógica de este planteamiento, nuestros gobernantes, siguiendo recomendaciones de la OMS, apenas han prestado atención al tratamiento temprano. No resulta fácil comprender esta falta de atención, y menos teniendo en cuenta que este virus llegó en distintos momentos a saturar UCIs y hospitales y a desbordar la capacidad del sistema de salud pública.

En estos momentos, son miles los doctores de todo el mundo que comunican resultados no desdeñables en la atención temprana[3], e incluso en la profilaxis, con protocolos compuestos de medicamentos como la ivermectina, la fluvoxamina, la quercetina, el zinc, la hidroxicloroquina, la melatonina o la vitamina D[4].

En países como México[5], India [6], Zimbabwe[7], Madagascar[8] y algunos estados de Perú[9] y Argentina[10] se han usado de forma amplia kits de tratamiento temprano que, según sus defensores, han tenido impactos muy positivos[11].

Es oportuno destacar que la ivermectina y otros fármacos que se han usado en tratamiento temprano de la Covid son bastante económicos, pues están libres de patente, y sus efectos secundarios no son considerables o pueden ser manejados adecuadamente, por ser medicamentos muy utilizados desde hace tiempo.

[…]

2 – Se están considerando las vacunas como una cuestión de salud colectiva sin que exista base científica para ello y se están administrando sin conocer los riesgos a medio y largo plazo ni tener en cuenta las particularidades individuales.

A pesar del alto porcentaje de personas que han sido vacunadas contra la COVID en nuestro país[22] y en otros muchos, el descenso en los índices de contagios y hospitalizaciones no ha sido el esperado[23]. Aunque la situación en España ha mejorado, los datos demuestran que las vacunas no han sido tan eficaces como algunos prometían y todos hubiéramos querido[24].

Para que las vacunas permitieran alcanzar la inmunidad de grupo deberían ser capaces de reducir significativamente la transmisión del virus. Si esta premisa no se cumple, la vacunación termina siendo una opción individual, respetable, pero sin repercusiones sociales. Esto hace que la urgencia por conseguir vacunar a toda la población o la imposición de pases Covid para acceder a espacios públicos se conviertan en medidas absurdas e, incluso, contraproducentes, porque crean una falsa sensación de seguridad.

En las últimas semanas han salido a la luz diversos datos que confirman que las vacunas contra la Covid no ofrecen, en estos momentos, prácticamente ninguna protección frente al contagio.

[…]

En vista de todo ello reclamamos al Gobierno español y a las instituciones sanitarias de las Comunidades Autónomas:

1. La inclusión de los tratamientos tempranos en la estrategia para afrontar la Covid, especialmente todos aquellos basados en fármacos de reducido coste que han sido usados exitosamente en otros países[44]. Reclamamos, también, atención y apoyo al desarrollo de otras posibles vacunas independientes de las grandes industrias farmacéuticas, de las que ya hay proyectos en nuestro país.

2. Solicitamos que no se contemple la vacunación infantil, dado que en menores de edad la incidencia de la infección es muy reducida y los efectos adversos de la vacunación son más habituales y graves y llegan a ser más los riesgos que los beneficios[45]. Solicitamos también la moratoria en la vacunación de otros colectivos más susceptibles a los efectos adversos, como las mujeres embarazadas. Exigimos que se aplique el principio de consentimiento informado en todas las vacunaciones.

3. Los intentos de establecer algún tipo de «pasaporte Covid» y la discriminación de las personas no vacunadas en todo tipo de espacios y servicios públicos deben ser desestimados, tanto por el escaso éxito que las vacunas están teniendo en la prevención de la infección, como por el hecho de que violan libertades esenciales que toda democracia debería garantizar y proteger. Consideramos que no existe justificación alguna para la actual presión institucional y mediática para vacunar a toda la población y que la segregación de las personas no vacunadas es contraproducente (por crear una falsa sensación de protección) y profundamente antidemocrática.

4. No nos parece lógico seguir destinando el grueso del gasto público en salud a nuevas compras de vacunas ni de otros tratamientos caros y poco probados mientras no se estudien otras posibilidades de tratamiento con fármacos de menor coste y de probada seguridad.

5. Reclamamos el libre acceso público a los textos íntegros de los contratos ya establecidos con las multinacionales farmacéuticas. En cuestiones tan importantes para la vida de todos, el secretismo y la opacidad no son de recibo.

6. Exigimos un mayor esfuerzo de inversión en el sistema de salud pública, tanto en medios materiales como en personal. Debe garantizarse, con las oportunas medidas de seguridad, la atención presencial del médico al paciente en todos los casos. Hay que acabar ya con los múltiples efectos negativos que esta falta de atención está provocando.

7. Reclamamos, en cuanto sea posible, la eliminación de las medidas de control restrictivas de la movilidad y de las relaciones interpersonales, por los daños sociales, económicos, psicológicos y sobre la salud que comportan.

[…]

Puedes firmar el manifiesto en su web.