Un grupo de jóvenes ajedrecistas ciegos y con discapacidad visual grave acuden a Benidorm para aprender nuevas técnicas. Sus siete miembros pertenecen a la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), y pretenden convertirse en futuros referentes del ajedrez. Concretamente, las fechas del encuentro están teniendo lugar desde el 27 hasta el 31 de marzo.

La actividad se lleva a cabo en el Hotel Cimbel. Además, la práctica se desarrolla bajo unas estrictas medidas de seguridad sanitarias, teniendo en cuenta que deben tocar piezas y tableros. Igualmente, cabe destacar que todos los materiales son desinfectados de forma diaria. Y que en todo momento se utiliza la correspondiente distancia de seguridad y la mascarilla.

Como participantes de este peculiar encuentro de ajedrecistas ciegos, se encuentan los madrileños Miguel Arnedo y Diego Prieto, los tinerfeños Andrés Díaz e Izan Torrens, el catalán Adriá Climent, el leonés Aarón San Juan y el murciano Juan de la Ossa. Todos ellos, al ser menores de edad, van acompañados por algún adulto. Tras la dirección del evento se situa Pablo Martínez, técnico de ajedrez de la FEDC, y Federico Sotillo, entrenador.

Esta concentración de ajedrecistas ciegos es el primero que realizan presencialmente estos jóvenes jugadores tras la llegada de la pandemia. Hasta ahora, los torneos y cursos de perfeccionamiento han sido virtuales, algo que también les ha servido para no perder el contacto con este deporte inclusivo.

Los jóvenes ajedrecistas dedican las mañanas a una parte más teórica y las tardes a su aplicación práctica sobre el tablero.

Un deporte inclusivo

El ajedrez es un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.

Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto. Además, las piezas negras llevan una protuberancia en su parte superior que las distingue de las blancas.

Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador ciego pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.

Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR