El aforismo inglés de “no news, good news”, que no haya noticias, es una buena noticia, supone que toda noticia ha de ser del otro signo.
Hoy abro la portada de un periódico digital y dirimo una vez más el dilema acerca del pago por su contenido. Miro las “noticias” por las que supuestamente tendría que pagar, y me digo: No gracias. Puestos a pagar lo haría por noticias buenas.
Hago un rápido mapa léxico de los titulares y los términos de aquel otro signo, vistos a groso modo, son más de la mitad. Prefiero los positivos.
Bien es verdad que hay un pensamiento positivo que no quiere ver los asuntos a mejorar o superar y, por tanto, no es proclive a mejorarlos. Por otra parte, está la cuestión de enfoque, la cuestión motivacional. Lo inteligente es detectar los problemas desde la perspectiva de su solución. Lo malo habría de ser el marco donde se recorte precisamente lo bueno.
En su libro Iluminación ahora, Steven Pinker dice «Los hechos negativos suelen ocurrir rápido, mientras que los positivos no se construyen en un día y, por tanto, no encajan con el ciclo de las noticias». Bien es verdad que esas “noticias” de portada tienen ese aspecto dramático, lo único que indudablemente dan un impresión distorsionada de lo que es la realidad. Igual que una historia relatada en modo de batallas, motines, etc. no dan idea de lo que es el innegable desarrollo positivo de la humanidad en su conjunto. Si sumamos la sucesión de portadas de periódicos, pareciera como si el mundo se encaminara hacia el Apocalipsis, y no es así. Objetivamente la humanidad progresa día a día.
Al ver las noticias de un periódico cualquiera, se hecha en falta una coda acerca de la resolución, de la perspectiva positiva para la solución de todas esas “noticias”. Falta el enfoque hacia los miles de callados actos de heroísmo cotidiano, esa humilde suma que conforma la realidad tal cual es. Echo de menos la llamada hacia la paz, la evolución y el entendimiento y el acuerdo. Todo esto es, con certeza, responsabilidad de los medios.
Por supuesto que hay miles de buenas o buenísimas noticias. La superposición de actualidades, que conforma la historia, no consiste tanto en la aparatosa explosión que destruyó el edificio, el estallido de la guerra o la revolución que enfrentó a las sociedades, o la crisis que hizo mermar la economía; sino que ese desarrollo que conforma la historia consiste en la construcción y creación de ese y otros edificios, todos los servicios públicos, el avance de la ciencia, las artes, el progreso de las diferentes comunidades y la humanidad en su conjunto, el desarrollo de los valores la resolución de los conflictos y, en suma, el logro de un mayor grado de consciencia. Esta es la realidad quizá no tan dramática, quizá no tan llamativa en los titulares. Y esta sí es una buena noticia. Es una cuestión de realismo y de enfoque.
Cuando alguien nos anuncia una buena noticia, es suficiente para suscitarnos una sonrisa en expectativa. Como decía Wayne Dyer, una buena acción beneficia a quien la hace, a quien la recibe y a quien la ve.
Imagen de portada: Estrella del Darma
Joaquín G Weil
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