«Aquellos que no tenían hogar para sí mismos, encontraron a Maya un nuevo hogar».
Agustí, lector de Cuentamealgobueno de Barcelona, comparte con nosotros la historia de Mamma Maya, una historia de solidaridad y autenticidad.
Como sabemos, recientemente se ha celebrado el día internacional del refugiado, concretamente fue el martes pasado día 20 de junio. En este contexto, la historia que Agustí comparte con nosotros sucede precisamente en campos de refugiados.
Esta historia es contada por un refugiado del campo de refugiados de la «Jungla de Calais» (en francés «Jungle de Calais», en inglés «Calais jungle», conocido coloquialmente como «La Jungla») un campamento provisional situado en las cercanías de la ciudad francesa de Calais, levantado tras el inicio de la crisis de refugiados en Europa en 2015, sobre otros previos.
Más de un millar de personas residen en el campamento, la mayoría de ellas a la espera de una oportunidad para llegar a Reino Unido a través del Eurotunel.
En este campamento colaboraba una mujer con un gran carismo y un profundo amor por los refugiados. A esta mujer, la conocen por el nombre de Mamma Maya y los allí refugiados le prepararon una sorpresa que no podía imaginarse.
La historia de Mmama Maya contada por un refugiado de «La Jungla».
«Maya es mi héroe. La primera y única voluntaria que conocí cuando inicialmente empezamos a ir a «La Jungla», ella dedicó su vida al campo hace mucho tiempo con su ONG L’Auberge Des Migrants.
Cuando camina por el campamento, literalmente irradia amor. Suena cursi, pero nunca he visto esta frase sonar más cierto. Ella conoce a TODOS, y por su nombre, y la conocen como ‘Mamá’. A veces incluso sabe el tamaño de su zapato, tranquilizándolos que,
«Sí, sí, he comprado un par de talla 38 en mi bolsa para usted!»
A medida que pasan los meses, siempre he buscado a Maya como mi inspiración. Ella es el tipo de persona en la que te aferras a cada palabra y no puedes desviar la mirada mientras habla, con pasión y convicción constantes.
Un par de meses atrás, algunas circunstancias en la vida de Maya cambiaron, necesitaba un lugar para vivir, y cuando me llamó para decirme, ya había tomado una decisión … ella había decidido mudarse a la selva.
Era diciembre.
Estaba preocupado, pero ella me tranquilizó, «Jaz, no hay otro lugar donde prefiero estar en este momento, he dado mucho amor, y ahora es el momento de que yo lo reciba», y fue lo que hizo…
Yo no era el único que estaba preocupado, muchos de los refugiados que la conocían y amaban también estaban preocupados, y se encargaron de conseguirle una caravana.
Aquellos que no tenían hogar para sí mismos, encontraron a Maya un nuevo hogar.
Su caravana estaba aparcada justo afuera del Kabul Cafe, el primer restaurante de los campamentos, perteneciente a su buen amigo, que había insistido en este lugar para poder cuidarla. Estas fotos muestran la noche en que ella se mudó. No había espacio y estábamos seguros de que no encajaría, pero juntos, la comunidad lo hizo funcionar.
Comunidad es la palabra adecuada. Maya me reiteró una y otra vez que ganaba más viviendo en el campamento de lo que nunca podría dar. Había aprendido más de lo que podía enseñar y experimentaba un sentido de comunidad que nunca antes había conocido.
«Jaz», me dijo, «los refugiados pueden querer lo que tenemos en términos de posesión material, una casa, un coche, un trabajo, pero lo que tienen es mucho más valioso. Lo que tienen es algo que hemos perdido, algo que quedó atrás en alguna parte del camino en el mundo occidental, un verdadero sentido de camaradería. Lo que muchos de nosotros buscamos por toda nuestra vida, la Jungla tiene en abundancia; Amor, autenticidad, unión«.
Maya me mostró que cualquiera de nosotros puede ser un refugiado en algún momento de nuestras vidas. Cualquiera de nosotros puede perder todo lo que tenemos, dejar atrás todo lo que sabemos, sufrir pérdidas, enfrentar obstáculos, luchar por la experiencia. Pero mientras nos unamos en apoyo mutuo, prevalecerán el amor y la humanidad.
Todos somos iguales, es sólo una cuestión de circunstancia que algunos de nosotros vivimos en campamentos de refugiados y otros no.
Así que éste es un gran grito a Maya, la mujer más increíble, internacional que conozco.
Te amo Maya».
Traducido del inglés de theworldwidetribe.com.
Esta buena noticia ha sido apadrinada por:
Santiago González Mañas de Málaga.
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