Desde Igualdad Animal relatan la historia de cómo una gallina a la que cariñosamente han llamado Little Miss Sunshine, pudo pasar de vivir hacinada en una granja para producir huevos sin parar a vivir en libertad.
Un día el dueño de una granja australiana de gallinas ponedoras tuvo un cambio de corazón y se dio cuenta que no podía seguir tratando a estos maravillosos y sensibles seres como «unidades de producción» y lucrarse con su sufrimiento.
Éste granjero australiano decidió tomar una importante decisión: darles una vida digna y para eso pidió ayuda al refugio de animales Edgard´s Mission.
Las gallinas ponedoras pasan toda su vida confinadas en sucias jaulas en batería con un espacio para cada una tan pequeño como un iPad donde ni siquiera pueden extender sus alas, explican desde la ONG. Para aumentar la producción se les somete a la dolorosa mutilación de su pico y son forzadas a poner huevos a un ritmo antinatural alterando los ciclos de luz y oscuridad.
A las gallinas se les priva de agua y comida por 3 días a fin de reducir su peso corporal en un 20%. Esto acelera un segundo ciclo de puestas de huevo, pero también provoca que muchas de ella mueran durante o después de dicha práctica.
La brutal explotación que sufren día tras día hace que su salud se resienta y muchas de ellas mueran en las jaulas incluso antes de ser llevadas al matadero.
Little Miss Sunshine se ganó el corazón de todos.
Tras recibir la llamada del granjero, el equipo de rescate de Edgard´s Mission se preparó para transportar con delicadeza a todas y cada una de las 1.081 gallinas hacia una nueva vida donde conocerían por primera vez la libertad.
Entre las rescatadas se encontraba una pequeña gallina que desde su llegada al refugio conquistó el corazón de todos.
Un día, poco después de llegar, estaba echada sobre la hierba con sus alas extendidas en una de sus primeras oportunidades de recibir la luz de sol. Uno de los trabajadores dijo «mírala, le encanta el sol pero nunca lo había visto antes. Vamos a llamarla Pequeña Miss Sunshine».
«Little Miss Sunshine era una de estas gallinas y su destino iba a ser el mismo que el resto de las 1.080 gallinas que vivían con ella: sería enviada al matadero cuando su producción de huevos mermara tras una triste vida en la que solo conocería el sufrimiento».
Alegre y resplandeciente, Little Miss Sunshine se ha convertido así en la embajadora de miles de millones de gallinas, un símbolo de esperanza de un mundo mejor para todos los animales, porque no solo es posible sino que de forma imparable lo estamos construyendo.