Acuciados por mil intemperancias, errores e incapacidades, topamos con OBSTÁCULOS en cada recodo del camino. Cuando esperaríamos las máximas colaboraciones de gente con similares problemas; dichas actuaciones ajenas agrandan los problemas.
Si algo tenemos claro, es aquello de que nadie dispone de la SOLUCIÓN contundente, ni para sí mismo ni para los demás. Pero…, el desánimo tampoco sirve de alivio, en esa dirección surge el desespero, origen de nuevas complicaciones.
Recurro a la poesía como revulsivo eficaz y disponible con pocos esfuerzos. Con Fernando Pessoa, “¿Piedras en el camino? Las guardo todas, un día voy a construir un castillo”. Vueltos a la infancia en la arena, construiremos CASTILLOS para elevarnos sobre las inconveniencias, aunque sea usando los obstáculos como base.
Y como portadores del alma y del cuerpo, nos abruma el gran número de placeres y tormentos. Sigamos las sugerencia POÉTICA de Walt Whitman. Los placeres los injerto en mi mismo; y los tormentos los traduzco a una lengua nueva.
Tenemos un tanto olvidada esa capacidad de ser TRADUCTORES en las andanzas del camino. Es el empeño fascinante de la vida con la evidente capacidad de generar las mejores aportaciones.
Crédito foto: jason jenkins.