Un estudio científico tiene esta bonita misión.
Un equipo de científicos de tres países usó, por primera vez en el mundo, tecnologías acústicas para descubrir la ruta, seguir y estudiar las misteriosas ballenas azules antárticas. Los etólogos confían en que las nuevas informaciones ayuden a crecer a la población de la especie, diezmada por la caza industrial en el siglo XX.
Moviéndose en pequeñas embarcaciones sobre las agitadas y gélidas aguas antárticas, los investigadores australianos, estadounidenses y británicos “etiquetaron” a los huidizos gigantes del océano disparando a poca distancia fusiles de aire comprimido.
Luego los pudieron seguir en tiempo real vía rastreo por satélite, captando su “canto” de baja frecuencia. La ballena azul antártica es la mayor criatura sobre la Tierra. Pesa hasta 100 toneladas y alcanza el largo de tres autobuses.
Sin embargo, a pesar de sus dimensiones hasta ahora siempre resultó difícil de seguir. Los investigadores de la División Antártica Australiana, con sus colegas estadounidenses y británicos, pasaron siete semanas en el Océano Meridional siguiendo a las ballenas por medio de boyas acústicas que permitieron registrar sus “cantos”.
Así reunieron 626 horas de grabaciones de audio, entre ellas más de 26.500 emisiones sonoras. Asimismo fotografiaron a las ballenas y realizaron biopsias con fines de identificación, todo esto sin ocasionarle daño a los cetáceos.
“La técnica es una nueva prueba de que las ballenas se pueden estudiar sin matarlas, como hacen los balleneros japoneses en el mismo mar bajo el pretexto de la investigación”, agregó uno de los científicos.
Antes de 1900 en el Océano Meridional nadaban 200.000 ballenas azules, pero con el boom de la caza industrial se capturaron a lo largo de los años unos 340.000 ejemplares. Ahora su número ronda en apenas unos 2.000.
“No está claro por qué la población no crece más rápidamente”, dijo Gales a la radio australiana ABC. “Es nuestra responsabilidad comprenderlas mejor, darse cuenta cuáles son las cosas que aminoran su reproducción y tratar de ayudarlas”, agregó. Los datos de la investigación serán transmitidos a la Comisión Ballenera Internacional, para elaborar programas de conservación.
Fuente: +Verde.