Un policía compra unas botas a un indigente descalzo

Si tenemos que imaginarnos la ciudad de Nueva York de alguna manera, seguro que todos coincidiremos en las anchas avenidas de gran gentío que corre con prisas y estrés, sin tiempo para detenerse a contemplar  los rincones de la gran ciudad coronada por gigantes rascacielos. Por tanto, parece muy complicado que alguien frene su carrera para echar la vista al suelo; complicado pero no imposible, ya que la noche del 14 de noviembre, en mitad del tumulto de la ciudad que nunca duerme, el oficial de policía de Nueva York, Larry DePrimo, vio a un hombre que, además de no tener cobijo, tenía los pies desnudos, por lo que decidió aportar su granito de arena y mejorar el día de aquel mendigo.

El momento en el que el agente se acerca y le ofrece un par de zapatos y calcetines con los que paliar el duro frío del invierno, fue inmortalizado por una turista de Arizona, a la que sorprendió el gesto del policía. Jennifer Foster, también policía durante 17 años y autora de la foto, describe la escena en Facebook como un recordatorio de la razón de ser policías. La foto, que muestra la cara más humana de las fuerzas del orden,  ha sido compartida en casi 400.00 ocasiones a lo largo de la red social.

Amable gesto del agente

Amable gesto del agente

«Yo mismo llevaba dos pares de calcetines de invierno y un par de botas reglamentarias y tenía frío», comenta el agente de 25 años al portal de noticias «Newsday», lo que nos evidencia que el hombre con los pies descalzos que mendigaba en la Séptima Avenida, debía estar verdaderamente helado.

DePrimo se acercó a la tienda de Skechers y empleó los 75 dólares que llevaba encima en comprar unos calcetines térmicos y unas botas de invierno. A continuación, le entregó el regalo adelantado de Navidad. Al ver que el hombre tenía dificultades para moverse, le puso él mismo los calcetines y las botas.

«Fue como si le hubiera dado un millón de dólares», explica DePrimo. Más tarde, el agente le preguntó si quería una taza de café, pero el hombre cortésmente declinó la oferta.

Me sonrió de oreja a oreja