Dedica su vida a los que no tienen nada.
Ha batido el record Guiness de Compostelas.
Luigi se crió en un orfanato de Roma, donde lo abandonó su madre nada más nacer. De ahí su interés en «dar todo el dinero que tenía para quien lo necesita». ¿Su meta? Ser solidario. ¿Su mensaje? Ayudar a quien no tiene nada. «Nací así y así quiero vivir».
Este italiano trotamundos acaba de batir el guinness de compostelas, al alzarse con el 31 certificado por haber hecho el Camino de Santiago. También figura en el libro de récords mundial por los kilómetros que ha recorrido a pie, y que le han llevado por cuatro continentes, Luigi asegura que no sabe cuántos ha recorrido.
Movido por la fe cristiana, el primer camino espiritual que hizo le llevó de Roma a Jerusalén. Después no ha parado de caminar. Sus gastadas botas han pisado desde Polonia hasta Norteamérica, pasando por Sudáfrica y llegando hasta la lejana India.
Su vida está llena de luces y sombras. Pasó su niñez y adolescencia en un orfanato. Después, mientras hacía la mili en Italia, se sacó el carné de camionero y fue ahí donde cambió su vida. «Empecé a trabajar en la empresa Gallardi, una de las más importantes de Italia, y que tenía una gran flota de camiones Volvo». El destino quiso que se enamorase de la hija del jefe. «Fue un flechazo, nos casamos poco después, y nació nuestro hijo Daniel». Dice que fueron 25 años «llenos de felicidad», que se vio truncada por una cruel enfermedad. «Daniela murió de cáncer hace quince años», recuerda con lágrimas en los ojos. Y ello pese a que desde hace cinco comparte su vida con la asturiana Pilar Caldevilla, una mujer llena de positivismo que le ha contagiado a lo largo de estos años y de los cientos de kilómetros que han compartido.
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«La muerte de Daniela me dejó hundido, caí en una depresión horrible que me llevó al mundo de las drogas. Un día, tras cinco sin dormir, tuve un accidente y cuando desperté me miré en el espejo del coche y dije: esto no puede seguir así, tengo que cambiar de vida». Fue dicho y hecho. Donó su fortuna y con los bolsillos vacíos comenzó a peregrinar. Su primer viaje, de Roma a Jerusalén, no pasó desapercibido, ya que el Papa Juan Pablo II, tras conocer su generosa donación a los huérfanos, hizo llegar un certificado a todos los cleros del mundo para que abriesen sus puertas a Luigi.
Asegura que en estos tres lustros ha conocido a ricos y pobres y ha llegado a la siguiente conclusión:
Publicará un libro para ayudar a dar cobijo a las personas sin techo.
En el volumen donde recoge sus vivencias, asegura que «el materialismo es sordo y ciego» y su próximo reto es publicar un libro y dar cobijo a los sin techo.
Las mil y una anécdotas que ha vivido Luigi Cianti en los últimos años las ha ido recopilando en un libro que espera que pueda llegar a ser, «si encuentro un editor», un best-seller. Y es que el objetivo de esta publicación es conseguir recaudar dinero para hacer realidad su sueño, construir un albergue para las personas sin techo.
Aunque todavía no ha conseguido editor, Luigi ya tiene título para su libro, que no podía ser otro: Caminando con Dios. De millonario a peregrino.
En las páginas refleja las vivencias de los últimos años para las que no ha necesitado ir apuntando en una libreta. «Todo lo tengo en la cabeza. No me olvido nunca de un lugar, ni tampoco de quién ha sido generoso conmigo o con los demás. Por eso, una de las máximas de mi libro es que el materialismo es sordo y ciego», explica.
De la generosidad de los demás pone múltiples ejemplos, como el de una ocasión en que «ya me fallaban las fuerzas por el hambre y encontré tirados en el suelo, precisamente en el Camino de Santiago, más de treinta euros. Estaba cerca de un hotel donde fui para preguntar si alguien había perdido ese dinero. Como no lo reclamó nadie, pedí un bocadillo, pero me invitaron a comer y me dijeron que guardase el dinero».
Tras los miles de kilómetros que ha recorrido no duda en asegurar que «en los albergues del Camino de Santiago he encontrado a la gente más generosa y amable del mundo, y quiero aprovechar esta ocasión para agradecérselo», subraya este italiano que ya sueña con volver a la ciudad del Apóstol en el próximo Año Santo .