8 millones de kilos de hortalizas cultivadas por los propios vecinos.
La toma de conciencia y colaboración ciudadana está siendo cada vez mayor a nivel global, así lo demuestran noticias como la publicada en varios medios de prensa latinoamericanos hace unos días y que daba a conocer datos sobre el programa de agricultura urbana de Venezuela, que cuenta con 22.851 unidades de producción manejadas por el pueblo organizado en todo el país y que ha permitido cosechar 8 millones de kilos de hortalizas, alimentos que han sido distribuidos en las propias comunidades venezolanas.
Así lo ha informado la presidenta de la Fundación de Capacitación e Innovación para Apoyar la Revolución Agraria (Ciara), Martha Bolívar, quien coordina este proyecto que forma parte de la Gran Misión AgroVenezuela. Bolívar explicó que la meta es producir este año 21 millones de kilos de hortalizas, además de plantas ornamentales, medicinales y forestales.
Estas unidades de producción que se pueden encontrar entre el paisaje gris de las ciudades, son manejadas por el propio pueblo, están constituidas por una serie de viveros que se han creado en los estados Anzoátegui, Aragua, Carabobo, Lara, Miranda, Monagas, Táchira, Vargas y Zulia; además del Distrito Capital.
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– Ver vídeo «Venezuela: sembrar entre cemento» en Youtube –
El programa de agricultura urbana busca mejorar las condiciones de vida de comunidades con poco poder adquisitivo, las cuales desarrollan proyectos socioproductivos para aprovechar espacios subutilizados para la producción agrícola. Lisbeth García, de la unidad de producción Los Samanes, comentó que han producido 6.260 plantas, lo cual ha servido para impulsar otros espacios de este tipo en el sector y para desarrollar una labor educativa.
Por su parte, Nelly Ramírez, del vivero Las Tres Raíces Naturales, resaltó la producción de 5.000 plantas entre ornamentales, frutales, forestales y medicinales. Estos viveros cuentan además con un área para el desarrollo de abono orgánico, el cual es utilizado para la propia producción, así como espacios para la siembra de hortalizas y cultivos organopónicos.