La pitbull que arriesgó su vida para salvar la de su dueña.

La mujer estaba apunto de morir atropellada por un tren.

Lilly dio su vida por ella, afortunadamente, ambas sobrevivieron.

Sucedió el 3 de mayo en Bosto, USA, pero los medios españoles se están haciendo eco ahora de esta buena noticia, en la que Lilly, una perrita pitbull de ocho años, se ha convertido en una heroína al salvar la vida a su dueña a costa de estar cerca de perder la suya.

La mujer, que sufre de problemas de adicción al alcohol, se paseaba junto a las vías del tren con la perrita Lilly, cuando quedó inconsciente y calló sobre los raíles, posiblemente por estar bebida, justo antes de que pasara el tren. El maquinista se dio cuenta de que la mujer se encontraba tirada en las vías, pero ya no tenía tiempo material para parar el tren. Cuando creía que todo estaba perdido, Lilly comenzó a arrastrarla y a empujarla para librarla de una muerte segura. Tenía poco tiempo así que, según el maquinista, puso su cuerpo entre el tren y la mujer, sufriendo el impacto enorme de las ruedas del tren.

La mujer salió ilesa del accidente, pero Lilly quedó «en condiciones deplorables». Varias personas la trasladaron a una clínica veterinaria en la que tuvieron que amputarle la pata delantera derecha y reconstruirle la trasera izquierda y la pelvis. Ha necesitado dos operaciones de las que se recupera en la clínica veterinaria con suero, visitas de la prensa y decenas de peluches y de fotos que le han enviado sus admiradores.  Los veterinarios aseguran que se acostumbrará a andar con tres patas

El agente de policía David Lantaigne fue quien rescató hace unos años a Lilly de una perrera en la que se encontraba abandonada, precisamente para que hiciera compañía a su madre, una mujer alcohólica en rehabilitación. En ese momento no sabía que le estaba salvando la vida.

Ahora, David ha pedido ayuda para pagar las operaciones y el tratamiento de Lilly. Como afirman los medios de prensa en los que aparece esta noticia, «Lilly ha demostrado lo equivocados que están los estereotipos que visten a todos los pitbull de auténticos demonios».