La historia de Jean Béliveau, caminando por la paz y por los niños

Comenzó a caminar para salir de una depresión y después de once años regresa a casa como una persona nueva después de recorrer todo el mundo

La marcha ininterrumpida más larga alrededor del mundo: más de 75.000 kilómetros a través de 64 países.

Historias como la Jean Béliveau, el canadiense que ha estado nada menos que once años caminando alrededor del mundo por una causa solidaria y pacífica, son las que precisamente nos motivaron a crear Cuentamealgobueno, porque reflejan nuestra filosofía de que «siempre hay algo bueno que contar».

Alto, delgado, y con una barba gris de tres días que enmarca una amplia sonrisa, Jean Béliveau ha estado once años caminando alrededor del mundo llevando consigo un carrito en el que lleva sus pertenencias (un saco de dormir y algo de ropa) y en el que porta una bandera canadiense.

A Jean le falta poco para volver a su punto de partida, Montreal, desde donde partió hace once años y a donde se espera que llegue el día 16 de octubre, el domingo de la semana que viene.

Jean comenzó su camino el día que cumplió 45 años, el 18 de agosto del 2000, a las 9:00 horas, y es el ejemplo humano de la libertad en estado puro, los que lo han conocido cuentan que desprende un aura de libertad absoluta, no sabe dónde va a dormir, no depende de nadie, tiene muy poco dinero… Y eso es así desde hace once años.

Cuentan que comenzó a caminar después de que pequeña empresa de carteles luminosos quebrara. Este aficionado a salir a correr al aire libre decidió dar la vuelta al mundo para afrontar ese fracaso, contando con el apoyo de su pareja Luce y el de sus dos hijos de un matrimonio anterior. Luce le apoya manteniendo la Web y ha inscrito su proyecto en el marco del decenio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) 2000-2010 por la no violencia y para el futuro de los niños del mundo.

Jean Béliveau comenzó su camino primero corriendo, desde Montreal hasta Atlanta, en el sur de Estados Unidos, para luego seguir un ritmo más lento para lo que al parecer es la marcha ininterrumpida más larga alrededor del mundo: más de 75.000 kilómetros a través de 64 países.

Ver mapa animado de la ruta recorrida por Jean Béliveau (en una ventana nueva)

Las aventuras de Jean son como para escribir una saga completa: ha atravesado desiertos, montañas, ha llevado turbante y una larga barba en Sudán, comido insectos en África, perro en Corea y serpiente en China; fue escoltado por soldados en Filipinas; atacado por ladrones en Sudáfrica y arrestado en Addis Abeba; ha dormido bajo puentes, en refugios para indigentes… y durante todo este viaje, no ha padecido ninguna enfermedad grave, salvo una vez en Argelia.

Cuenta que el momento de mayor desesperación lo vivió en Etiopía, donde se sintió rechazado, sin contacto con la gente, ni siquiera con los niños que encontraba en su camino. Pero salvando esos momentos más duros, ha sido testigo de la bondad y solidaridad del ser humano, ya que en su viaje ha dormido y comido en numerosas ocasiones en casa de personas que le han acogido maravilladas por su acción.

Lucie, su pareja, le apoyaba también económicamente, ya que inició su viaje con 4.000 dólares, sin patrocinadores, y cada año, Lucie le renovaba esta cantidad, suficiente para todo un año.

Ha vuelto con las manos vacías, pobre en lo material, pero inmensamente rico en lo personal y espiritual: